Desde el otro
lado de la ventana,
Iglesias
negruzcas
Desde el otro
lado de mi cabeza
Dioses
maniatados
Desde el otro
lado de mis ojos
Tu dejaste
De mantenerme
el pulso
La debacle no
es el fin
Si no la
ausencia de fuerza
De comunión de
la carne
Derretida en
fluídos
De manar
corrido.
Ahora mi
energía aviesa,
Corre por
hoteles baratos
Ciudades de
grandes piedras
Perdiendo el
acento
Echándote de
menos
Contando
monedas
Maldiciendo al
viento
La puerta sigue
abierta,
Por ahí se
cuela el frío.
Hasta que
vengas a cerrarla
Con tu manto
torcido
Tu sonrisa de
niña pícara
Montada sobre
tus caderas
Clavadas en mi
relieve
No puedo
olvidar tu ombligo......
La vida ofrece
cambios y transiciones,
Vivimos
recordando la sal,
La expandemos
sobre nuestras heridas,
Y recordar, y
seguir viviendo en el mar.
Junto a la
memoria, y lo ferreo de los sentimientos
Esas heridas no
escuecen,
Pero van
dejando un rastro de sangre
Que atrae a los
tiburones, y a los vampiros
Y que si se
extingue, brilla por las noches
Indicando
nuestras coordenadas
Para comprender
nuestros pasos
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